El mercado de smartphones se encuentra en pleno apogeo. Cada año se venden miles de millones de teléfonos y dispositivos móviles en todo el mundo. Si tenemos en cuenta que los usuarios suelen renovar estos aparatos cada cierto tiempo, sobre dos años tras su compra, el número de ellos que terminan convertidos en RAEE es muy elevado.
Cuando cambiamos o renovamos un móvil por otro, no se suele tener en cuenta uno de los aparatos fundamentales para su funcionamiento; los cargadores electrónicos. Dispositivos que suministran energía eléctrica a las baterías y permiten que tengan autonomía durante horas. ¿Te has fijado que todo móvil, tablet u ordenador recién comprado cuenta con un cargador en el interior de su caja?
Hasta hace unos años, cada teléfono móvil contaba con su propio tipo de cargador. De forma que tan solo se podían utilizar con dispositivos compatibles o que pertenecieran a la misma compañía. Cuando una persona renovaba su móvil por otro de distinta marca, el cargador quedaba inservible, por lo que se guardaba y olvidaba en un cajón o, en el peor de los casos, acababa desechado en la basura.
Esto cambió cuando en 2011 los fabricantes (a excepción de Apple) estandarizaron el empleo de puertos tipo USB para las conexiones. A día de hoy, la Comisión Europea ha propuesto actualizar la normativa sobre equipos radioeléctricos e instaurar un cargador universal válido para todo tipo de dispositivos electrónicos. De esta forma, a largo plazo se podría reducir la gran cantidad de residuos de este tipo que se producen.
Los cargadores se fabrican con materiales reutilizables. Plásticos como el PVC o el polietileno se usan para las carcasas protectoras, como aislantes eléctricos. Y metales valiosos como el cobre, el aluminio u otras aleaciones, como conductores. Por ello es tan importante saber cómo podemos reciclarlos correctamente y, al mismo tiempo, evitar que se estropeen antes de tiempo con los cuidados adecuados.
Consejos para alargar la vida útil de un cargador
En primer lugar, tanto si se utiliza como si no, evita exponer el cargador en lugares donde haya humedad o altas temperaturas, como el baño, la cocina o cerca de un radiador. Trata también de no dejarlo siempre conectado a la corriente. Aunque no lo parezca, estará consumiendo energía como si de un dispositivo en estado de reposo o ‘stand-by’ se tratase.
Cuando lo desenchufes, no tires del cable. Podrás estropear o romper las juntas de sus conexiones internas. Y al guardarlo, enróllalo con cuidado. De lo contrario, el cable se enredará y podría pelarse por algunas partes.
Cómo reciclar un cargador usado
Queda prohibido tirar un cargador que no usemos o ya no funcione al cubo de la basura. Como RAEE que es, contiene materiales que pueden llegar a resultar muy contaminantes. Por ello, el modo más adecuado y respetuoso con el medio ambiente de deshacerse de un cargador es llevarlo a un Punto Limpio.
Desde aquí, el cargador será derivado a un centro de reciclaje junto con otros RAEE donde sus partes se clasificarán, desensamblarán y fundirán. Como el cobre conserva todas sus propiedades, es muy apreciado para fabricar nuevos cables o materiales de construcción. El aluminio se emplea para productos de lo más variados, al igual que sucede con el plástico.
Como puedes ver, el reciclaje de un cargador es una tarea muy sencilla de realizar. Desde RAEE Andalucía te recordamos que también puedes llevarlo a una tienda especializada en aparatos eléctricos y electrónicos. De contar con una superficie mínima de 400 metros cuadrados, estos centros están obligados a prever la recogida de pequeños AEE (cuya dimensión exterior no exceda los 25 centímetros) de manera gratuita para los usuarios.