Han pasado 50 años desde que un estudiante de la Universidad de California ganó un concurso que marcó la creación del símbolo del reciclaje que hoy conocemos, y usamos a diario. El estudiante en cuestión, Gary Anderson, no podría imaginar que lo que para él suponía un simple premio de diseño, se convertiría en emblema internacional de la protección medioambiental.
A partir de este, se han creado otros símbolos que no pueden ser considerados como dibujos banales, o como un capricho de sus diseñadores. La realidad es que estas representaciones hacen una alusión directa al tipo de material con el que han sido fabricados los residuos, señalan si pueden o no reciclarse y, por supuesto, dónde deben depositarse cuando dejan de ser útiles.
Es cierto que algunos símbolos son muy parecidos y pueden conducir a error. Precisamente, dos distintivos que crean muchas confusiones son los de Residuos de Aparatos Eléctricos o Electrónicos (RAEE) y el de Residuos de Pilas y Acumuladores (RPA).
Desde RAEE Andalucía queremos aclarar que, aunque ambos compartan un cubo de basura tachado, el de RAEE tiene una gruesa línea negra en la parte inferior. Una diferencia que indica que los RAEE pueden tener una segunda vida útil, si la ciudadanía toma conciencia de las diferentes opciones de gestión y trazabilidad de estos residuos.
Cabe destacar que el elemento que ambos comparten (el cubo de basura) indica que, ni los RAEE, ni los RPA, se pueden tirar al contenedor urbano, porque son reciclables y generarían un impacto muy dañino al medio ambiente.