Nos podíamos hacer una idea de que los AEE son muy complejos, porque están compuestos por numerosos materiales como carcasas de plástico, madera, pilas, baterías, cables, motores eléctricos o tubos de rayos catódicos. De hecho, para rizar el rizo, los que tienen naturaleza tecnológica pueden más contener más de 60 elementos diferentes. Por ejemplo, nuestro teléfono móvil, en el que los metales representan el 23% de su peso, contiene hasta 40 de los metales recogidos en el sistema periódico: cobre, estaño, cobalto, o metales preciosos como plata, oro y paladio. Además, muchos aparatos tecnológicos cuentan con tierras raras en su interior, que son responsables del funcionamiento de muchas de sus aplicaciones.
La cara B del esqueleto de nuestros aparatos electrónicos
Las dos caras de estos residuos -su alto contenido en materiales valiosos y de sustancias peligrosas- son las que determinan su peculiaridad. Nuestros móviles, ordenadores o tablets contienen sustancias peligrosas que podrían ser muy dañinas para el medioambiente si no se gestionan y tratan adecuadamente cuando se convierten en residuos.
Por ello, todas las etapas de la gestión, desde su recogida, almacenamiento, transporte y tratamiento deben hacerse en unas condiciones seguras: evitando manipulaciones o roturas que puedan liberar este tipo de componentes e impidiendo que los trabajadores entren en contacto con sustancias peligrosas durante su tratamiento.
¿Qué sustancias son peligrosas y qué cantidad contienen?
Pero, ¿qué sustancias peligrosas son las más comunes en los AEE y deben ser tratadas antes de que los aparatos se conviertan en RAEE?:
- Cadmio. Más del 90% en las pilas recargables
- Plomo. Más del 90% en las baterías, con pequeñas contribuciones por parte de las soldaduras para los circuitos impresos, lámparas y tubos fluorescentes.
- Óxido de plomo. Más del 80% en los tubos de rayos catódicos, mientras que el resto procede de las lámparas y tubos fluorescentes.
- Mercurio. Más del 90% procede de las pilas y sensores de posición.
- Cromo hexavalente.
- Níquel. Baterías Ni-Cd
- PCB (Bifenilos policlorados): Más del 90% provienen de los condensadores y transformadores.
- Compuestos bromados/retardantes de llama:
- CFC, HCFC, HC: Unidades de refrigeración y espumas aislantes.
- Cloroparafinas: Más del 90% en el PVC de los cables.
- Plata, cobre, bario y antimonio.
Desde RAEE Andalucía te animamos a tomar conciencia de las sustancias peligrosas que contienen nuestros dispositivos, y que deben ser tratadas correctamente antes de convertirse en RAEE para que no perjudiquen el medioambiente.