Constantemente os informamos sobre todo lo relacionado con el reciclaje de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), qué tipos hay, cómo podemos deshacernos de ellos, o incluso qué hacer con ellos cuando adquirimos aparatos nuevos en fechas como rebajas o el popular Black Friday.
Pero antes de todo esto, ¿conoces las opciones que se establecen en la jerarquía de residuos? Hoy te contamos los 5 “estamentos” del reciclaje de residuos y las características de cada uno de ellos:
1. Prevención
Porque el mejor residuo es el que no se genera. Por un lado, el Real Decreto 110/2015 establece para las administraciones públicas el fomento de prevenir la generación de RAEE mediante campañas de información y sensibilización.
Aunque, como ciudadanos, debemos adoptar aquellas medidas y hábitos que conlleven a la prevención de este tipo de residuos, como por ejemplo destinar los AEE domésticos a un segundo uso mediante su entrega a entidades sociales sin ánimo de lucro.
2. Preparación para la reutilización
No hay mejor manera de contribuir con el entorno que evitando arrojar residuos o sustancias contaminantes que lo perjudiquen. Por tanto, utilizar de manera reiterada un objeto o sustancia es una de las mejores formas de reutilización, lo que supone una disminución en el consumo de materias primas y reducción en la generación de residuos.
Ésta es una de las opciones prioritarias, junto con la prevención, en la jerarquía de residuos, por lo que, tal y como establece el Real Decreto, es importante avanzar en un tipo de diseño y producción de AEE que tenga plenamente en cuenta y facilite la reparación de estos productos y su posible actualización, así como su reutilización, desmontaje y reciclado, además de tratarse de una fuente importante de creación de empleo.
3. Reciclado
A través del reciclaje de RAEE es posible obtener materiales contenidos en estos residuos para utilizarlos en otros usos posteriores.
En primer lugar, el RAEE será trasladado a las plantas de reciclaje de gestores autorizados, donde se retiran los elementos contaminantes y los aprovechables (entre un 70% y un 90%) y se procesan en materias primas para fabricar nuevos productos.
Como puedes comprobar, es importantísimo reciclar, ya que de este proceso se obtienen materiales con los que fabricar otros productos, lo que supone un ahorro de consumo de materias primas y un beneficio para la naturaleza. De igual modo, y como ocurre en el caso de la preparación para la reutilización, el reciclaje supone un motor de empleo, ya que el reciclado de 1.000 toneladas de RAEE crea 15 puestos de trabajo.
4. Otro tipo de valorización (incluida la valorización energética)
En este caso, no se aprovechan los materiales que componen los residuos, sino la energía contenida en ellos.
Los materiales valorizables que contienen los AEE suponen un recurso que no debe ni puede perderse, y que tienen que recuperarse en la última etapa de la vida, cuando se transforme en residuo a través de la valorización, de manera que esos recursos puedan ser conservados para un futuro, siendo un claro ejemplo de aplicación de la economía circular.
5. Eliminación
Como última opción y con el propósito de reducirlo al mínimo, ya que resulta fundamental la recuperación de las materias primas secundarias valiosas que contienen este tipo de residuos antes de proceder a su eliminación.
Para reducir la eliminación lo máximo posible, los productores de AEE, de sus materiales y de sus componentes, deberán diseñar y producir sus aparatos de forma que se prolongue en lo posible su vida útil.
Ahora que ya sabes cuál es la jerarquía de residuos, esperamos que la lleves a cabo y que tomes la prevención de la generación de RAEE como valor fundamental y, cuando esto no sea posible, apuestes por la reutilización y el reciclaje. Estaremos dando una segunda oportunidad al planeta, y eso ¡es genial!